Lumbago

Dolor de lumbago, qué es y cómo tratarlo

El lumbago o lumbalgia se caracteriza por un dolor en la zona baja de la espalda (zona lumbar), causado por afección de alguna de las estructuras de esta zona: vértebras, discos intervertebrales, músculos o ligamentos. La lumbalgia puede ser aguada si el dolor dura unos días o crónica si permanece más de 3 meses

Síntomas de lumbago

La lumbalgia puede manifestarse mediante cualquier combinación de los siguientes síntomas:

  • Dificultad para moverse que puede ser lo suficientemente grave como para impedir que el paciente camine o se ponga de pie
  • Dolor que no se irradia por la pierna o un dolor que también pasa por la ingle, la nalga o la parte superior del muslo, pero que rara vez llega debajo de la rodilla
  • Dolor que suele ser sordo
  • Espasmos musculares que pueden ser graves
  • Área localizada que es dolorosa con la palpación

Lumbago y su tratamiento

El tratamiento para la lumbalgia depende de los antecedentes del paciente y de la gravedad del dolor. La gran mayoría de los casos de la lumbalgia se curan dentro de seis semanas sin cirugía y los ejercicios para la lumbalgia son, casi siempre, parte del plan de tratamiento.

  • Descanso. Dejar de realizar actividades durante unos días permite que los tejidos lesionados, y hasta las raíces nerviosas, empiecen a curarse, lo que a su vez puede servir para aliviar la lumbalgia. Sin embargo, descansar por más de unos pocos días puede conllevar una debilitación de los músculos, y los músculos débiles pueden tener dificultades para apoyar la columna adecuadamente. Los pacientes que no hacen ejercicio regular para hacerse más fuertes y flexibles son más propensos a experimentar una lumbalgia recurrente o prolongada.
  • Compresas de calor y hielo facilitan el alivio de la mayoría de los casos de lumbalgia al reducir la inflamación. Muchas veces los pacientes utilizan el hielo, pero algunos prefieren el calor. Se puede alternar entre los dos.
  • Medicamentos. Está disponible una gran diversidad de medicamentos recetados y de venta libre para ayudar a reducir los síntomas de la lumbalgia. Muchos medicamentos reducen la inflamación, que muchas veces es una causa del dolor, mientras que otros tratan de impedir la transmisión de las señales de dolor al cerebro. Cada medicamento tiene múltiples riesgos únicos, posibles efectos secundarios e interacciones farmacológicas (o interacciones con alimentos o suplementos) que deben ser evaluados por un médico.

 

Ejercicios contra el lumbago

Los músculos abdominales y los de la zona lumbar son los dos ‘pilares’ que sujetan la columna. Si los trabajas a diario con los ejercicios que te proponemos los fortalecerás y serán más inmunes al dolor. Practícalos también cuando sospeches que el esfuerzo que acabas de hacer ha sido excesivo o has permanecido mucho rato sentada y notas las lumbares rígidas.

Al principio repite solo 3 o 4 veces cada ejercicio y ve aumentando poco a poco. No deben producirte dolor, si es así consulta con tu médico

Un masaje para las lumbares

Despega la espalda del suelo poco a poco desde los glúteos hasta las lumbares de forma que quedes apoyada en hombros y pies. Coloca una pelota blanda en la zona lumbar y balancea tu espalda suavemente sobre ella durante 30 segundos.

Estira los músculos y separa las vértebras

Colócate de rodillas sentada sobre los talones. Lleva el cuerpo poco a poco hacia delante hasta que las manos y los antebrazos queden completamente apoyados en el suelo. Deja caer la cabeza entre los hombros y mantén el estiramiento unos 30 segundos. Incorpórate y repite de nuevo.

Arquea la columna y descansa las lumbares

Sitúate a cuatro patas como indica la foto. Coge aire y, mientras lo sueltas, redondea la espalda con el abdomen apretado y la cabeza entre los hombros. Vuelve a la posición original relajando el abdomen.

Lumbares más flexibles y más fuertes

Sitúate de pie con las piernas abiertas a la anchura de las caderas, el abdomen apretado y la espalda recta. Levanta los dos brazos y ve inclinando el cuerpo hacia delante hasta que tronco y brazos queden en ángulo recto con las piernas. Sube poco a poco.

Alivia contracturas de forma suave

Túmbate con las piernas flexionadas y los pies apoyados en el suelo. Lleva la pierna derecha hacia el pecho tirando de la rodilla con las manos hacia ti. Aguanta 30 segundos, baja y cambia de pierna